CONNOTACIONES HISTÓRICAS
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Ciertamente, desde tiempos bien pretéritos se partía en romería, es decir, en peregrinación o en procesión, desde alejados pueblos a veces en jornadas previas. A las puertas de las iglesias se juntaban antes del amanecer las gentes que desde allí salían en procesión cantando letanías a Santa Justa; tal es el caso, por ejemplo, en 1661, de los vecinos de Bárcena de Cudón y otros que se juntaban en la iglesia parroquial del lugar de Miengo y desde ella "se salía en procesión". De todos los pueblos salían en romería hasta Ubiarco el día de Santa Justa, comfluyendo en los prados próximos al santuario, en el que tenían lugar los oficios divinos (consistentes en misa mayor y sermón) y desde el cual se salía en procesión con la imagen de la santa que iba detrás del pendón o guía y cruz procesional que abría la procesión que llegaba hasta los prados en los que estaban ya reunidas las multitudes venidas desde muy diviersos lugares.
En tal prado se recibía a la santa haciéndola pasar bajo arcos de follaje, hechos de vistosos colores (como los que aún se utilizan) con panojas deshojadas, naranjas y limones, etc., mientras se le dedicaban cánticos -uno de los cuales ha llegado hasta la actualidad por tradición oral y aún hoy se canta- y bailes.
Seguidamente, tras haber visitado los romeros a la santa y dejarle alguna limosna, se desparramaban por el prado comenzando los festejos populares ya más bien profanos, que buscaban la diversión, y en los cuales tienen protagonismo esencial el baile, el vino y la danza. Ese día -como escribiera Sixto de Córdoba y Oña- "todo es poesía, imaginación, encanto, escape de nuestras potencias anímicas al horizonte de la eterna belleza. Música y flores, galas y amores".
Actualmente puede constatarse que, tristemente, la fiesta ha perdido casi todo su antiguo esplendor (aunque, todo hay que decirlo, existen en el pueblo de Ubiarco personas dignas de aplauso que tratan de mantener vivas las canciones y bailes en los más jóvenes). En 1914 la fiesta aún se mantenía con toda su fuerza y ese año se anunciaba la festividad el 18 de julio en el semanario "El adalid" en los siguientes términos: "Mañana domingo se celebrará la festividad de Santa Justa en el pueblo de Ubiarco organizada por su celoso párroco y querido amigo, don Felipe García de la Rovilla. El sermón está a cargo del coadjutor de esta don Teodoro Andrés".
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SANTA JUSTA Y RUFINA: LA ROMERÍA
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FECHAS:
1.- Santa Justa la 'Grande': el día siguiente al 'Domingo de Pentecostés'.
2.- Santa Justa la 'Chica': el 19 de Julio.
En este siglo XXI, parece que la tradición se va recuperando y cientos de romeros procedentes de toda la comarca del Besaya y vecinos de Ubiarco se dan cita todos los años en los acantilados de San Telmo para participar en la misa y posterior procesión con motivo de las fiestas patronales en honor de las santas Justa y Rufina. Tal es la pasión de las gentes que la ermita se ve desbordada por una masiva presencia de fieles devotos que han de seguir el acto religioso desde el exterior de la ermita. La misa, oficiada por el cura del pueblo, fue cantada por el Coro 'Santa Juliana de Santillana del Mar'.
Finalizada la misa, la imagen de Santa Justa es portada en procesión por los integrantes del grupo de danzas San Justa de Ubiarco desde la ermita hasta el aparcamiento, por el camino de la costa, para bailar en esta zona, ante un numeroso grupo de devotos y vecinos, el tradicional baile de El Santo. Según la tradición, mientras bailan los mozos, las mozas recitan ancestrales coplas de típicas cadencias musicales, con las que cantan la vida y milagros de la santa.
Referencias diversas permiten ubicar cronológicamente los orígenes de tal advocación hacia la segunda mitad del S. XIII (uno de los lugares de culto más antiguos de la costa cantábrica, apuntándose como lugar de rezo de los primeros cristianos), si bien esta posibilidad no excluye el hecho, tambien verosímil de que mucho tiempo antes estuviera la ermita semi-rupestre de Santa Justa habitada ya por algún anacoreta que buscaba la paz y el retiro silencioso en tan recóndito lugar, tal vez entre los siglos VIII y X, época esta en la cual se desarrolla precisamente la construcción de ermitas y iglesias rupestres y semirupestres en las zonas del norte peninsular por personas emigradas hasta aquí desde las zonas que habían sufrido la invasión musulmana tal vez del sur, de la propia Sevilla donde se tenía devoción a las Santas Justa y Rufina, depositando las reliquias de los santos en la cueva.
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